jueves, 2 de noviembre de 2017

Una buena tarde en casa del Gijón Basket 2015.


La tarde se presentaba agradable, día festivo en España y, en Asturias, además de esto de ser festivo, la temperatura acompañaba, a pesar de que en Gijón, de vez en cuando (o casi siempre) tira un viento que corta. Pero ayer, como os digo, no era el caso. La cita era interesante y muy de agradecer. El Gijón Basket 2015, club amigo del mío por diversos motivos, tuvo a bien invitarnos al encuentro de Liga EBA que se disputaba en la ciudad, categoría en la que este año lucha un equipo recién estrenado y cuyos entrenadores, como ya sabéis, forman o han formado parte de CB Laviana. Así que, además de la expectación que puede despertar visitar el Palacio de los Deportes de La Guía, con su cancha ACB, su parqué reluciente, ese marcador que casi te ilumina la mirada cuando alzas la vista y esos casi siete mil asientos que esperan ansiosos la visita de los aficionados a esto de la canasta, se unían las ganas de ver en el banquillo a dos buenos entrenadores y amigos y, además, ver a nuestros equipos alevines disfrutar de un partido “de mayores” y entretenerse durante el descanso tirando en esas magníficas canastas.
 

La cita no defraudó, y no lo digo solamente por la victoria (tercera consecutiva) que consiguió el equipo. Cierto que el pabellón, tan grande, no se llenó (entenderéis que es muy complicado conseguirlo), pero a mi espalda no cabía ni un alfiler. Los aficionados, casi todos de la misma ciudad, fueron llegando poco a poco, cuando nosotros ya estábamos sentados y disfrutando de los momentos previos al encuentro, ese momento en el que cada jugador se concentra como suele, y como puede, para darlo todo mientras calienta bajo la atenta mirada del entrenador, que también lleva lo suyo en ese preciso instante. Los chicos, nuestros pequeños alevines, estaban entusiasmados ya en esa previa al partido, no os digo nada de cómo pasaron la segunda parte del encuentro tras el subidón de haber estado abajo, en la cancha, durante el partidillo que jugaron en el descanso. Los gijoneses animaban a su equipo, absolutamente cierto, pero los lavianeses no pararon de aplaudir, levantarse, sentarse, volver a levantarse, lanzar vítores y gritos de ánimo a los jugadores y de disfrutar de un encuentro que nos gustó a todos.
 


 
Supongo que esperáis una crítica del partido, pero yo… no sabría ni por dónde empezar. Aficionada, sí, pero no experta. Solo os diré que tuve la ocasión de ver a un extraordinario Rubiera que me dejó, en ocasiones y por momentos, con la boca abierta, para mí el mejor del partido con diferencia, aunque en conjunto debo decir que los chicos de Fran y Manu me dejaron con un muy buen sabor de boca que espero repetir. El equipo le tomó la medida perfectamente a su rival, para mí un flojo Instituto Rosalía de Castro al que le faltó un poco de sangre, sobre todo en los minutos centrales del partido, en los que se vio superado por el equipo de casa. Afortunadamente para mis nervios, los chicos del Gijón Basket fueron por delante prácticamente todo el partido y, aunque llegamos a ver cómo se iba reduciendo la distancia entre ambos equipos en el marcador, los de casa no dejaron de luchar hasta el último segundo en lo que fue una merecidísima victoria local, la tercera consecutiva de todas las que quedan por llegar. Porque una cosa está clara, la mejoría del equipo se nota semana tras semana, y el trabajo incansable de casi cada día en los entrenos está haciendo de este un gran equipo con todos sus ingredientes. Entre ellos, la ilusión que transmiten a la afición que, ayer, como un jugador imprescindible, se dejó la garganta jaleando durante todo el partido, pero aún más cuando Fran, el primer entrenador, le pidió su ayuda. Fue entonces cuando la grada empezó a temblar en cada ataque rival y a aplaudir más aún en cada jugada de los chicos de Gijón. Espectacular. La verdad es que es una de las cosas que más me gusta del baloncesto, la unidad entre grada y banquillo, entre la afición y el equipo. No lo puedo remediar, es que escribo esto y sonrío al recordarlo. Emoción en estado puro. ¡Me encanta este deporte!

 

Así que la tarde acabó mucho mejor que empezó, y no sólo por la victoria del equipo al que fuimos a animar, sino también por otras cosas que ahora no vienen al caso.
 
Acabo ya, pero antes quiero agradecer desde mi publicación a la dirección del Gijón Basket 2015 el detalle de invitar a mi club, CB Laviana, a una tarde de baloncesto estupenda e inolvidable para nuestros pequeños. Algún día, podrán decir que ellos botaron un balón de basket en el Palacio de los Deportes de La Guía, en una pista ACB, en la que juega un equipo con un gran futuro por delante.

A todos, gracias.

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