La tarde se presentaba agradable, día festivo en España y,
en Asturias, además de esto de ser festivo, la temperatura acompañaba, a pesar
de que en Gijón, de vez en cuando (o casi siempre) tira un viento que corta.
Pero ayer, como os digo, no era el caso. La cita era interesante y muy de
agradecer. El Gijón Basket 2015, club
amigo del mío por diversos motivos, tuvo a bien invitarnos al encuentro de Liga
EBA que se disputaba en la ciudad, categoría en la que este año lucha un equipo
recién estrenado y cuyos entrenadores, como ya sabéis, forman o han formado
parte de CB Laviana. Así que, además
de la expectación que puede despertar visitar el Palacio de los Deportes de La Guía, con su cancha ACB, su parqué
reluciente, ese marcador que casi te ilumina la mirada cuando alzas la vista y
esos casi siete mil asientos que esperan ansiosos la visita de los aficionados
a esto de la canasta, se unían las ganas de ver en el banquillo a dos buenos
entrenadores y amigos y, además, ver a nuestros equipos alevines disfrutar de
un partido “de mayores” y entretenerse durante el descanso tirando en esas
magníficas canastas.
La cita no defraudó, y no lo digo solamente por la victoria
(tercera consecutiva) que consiguió el equipo. Cierto que el pabellón, tan
grande, no se llenó (entenderéis que es muy complicado conseguirlo), pero a mi
espalda no cabía ni un alfiler. Los aficionados, casi todos de la misma ciudad,
fueron llegando poco a poco, cuando nosotros ya estábamos sentados y
disfrutando de los momentos previos al encuentro, ese momento en el que cada
jugador se concentra como suele, y como puede, para darlo todo mientras
calienta bajo la atenta mirada del entrenador, que también lleva lo suyo en ese
preciso instante. Los chicos, nuestros pequeños alevines, estaban entusiasmados
ya en esa previa al partido, no os digo nada de cómo pasaron la segunda parte
del encuentro tras el subidón de haber estado abajo, en la cancha, durante el
partidillo que jugaron en el descanso. Los gijoneses animaban a su equipo,
absolutamente cierto, pero los lavianeses no pararon de aplaudir, levantarse,
sentarse, volver a levantarse, lanzar vítores y gritos de ánimo a los jugadores
y de disfrutar de un encuentro que nos gustó a todos.
Así que la tarde acabó mucho mejor que empezó, y no sólo por
la victoria del equipo al que fuimos a animar, sino también por otras cosas que
ahora no vienen al caso.
Acabo ya, pero antes quiero agradecer desde mi publicación a
la dirección del Gijón Basket 2015 el
detalle de invitar a mi club, CB Laviana,
a una tarde de baloncesto estupenda e inolvidable para nuestros pequeños. Algún
día, podrán decir que ellos botaron un balón de basket en el Palacio de los Deportes de La Guía, en
una pista ACB, en la que juega un equipo con un gran futuro por delante.
A todos, gracias.
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