A lo tonto y a lo bobo,
ya llegó el final de la temporada.
Hoy, el día que estoy
escribiendo esto (mientras veo, de momento el partido por la medalla de bronce
del europeo, esperando a la final de “mis chicas” de la selección femenina
senior), estuve viendo la que creo que es la última final de la temporada, la de
la liga de madres, en este casos 3x3 (otras de mis chicas).
Otros años, por esta
época, estábamos con los últimos partidos, torneos varios, amistosos… Cangas de
Narcea, Vegadeo a la final de liga de primavera (no sé cuantos años se organizó
dicha liga, igual sólo uno pero a mí me tocó). A León varias veces, algunas con
muy buenos resultados, vamos que con el trofeo, medalla y lo que pinte. En
Mieres, cuando eran alevines y jugando en un centro comercial… Casi podría
decirse que estaba más ocupada en junio que el resto de la temporada.
Este año no, no me tocó
tanta ocupación baloncestística. Aunque ya desde el principio esta temporada es
un poco especial, y no sólo por ser mi primera temporada como “corresponsal”
(jajaja, evidentemente es broma, no me puedo considerar ni corresponsal, ni
enviada especial ni nada de eso, estoy un poco “sobradilla” conmigo misma).
Empezó con el “corazón”
partido. Mis hijos jugaban, por primera vez, en distintos clubes, lo que se me
hacía un poco raro. Además, ella entrenaba en otro club, así que ya iban tres.
Si normalmente miraba los horarios de dos competiciones en la página de la
federación, este año fui ampliando, además de continuar, como desde la segunda
mitad de la temporada pasada, mirando mis designaciones, esos partidos en los
que me tocaba “currar”.
Hoy, cuando estaba
viendo jugar a las madres, a esas valientes que tienen la moral de ir a
entrenar uno, dos o los días que sea necesario, y sobre todo posible, que
tienen que “llevarse” a sus hijos a los partidos (había varios, o mejor dicho
varias, abundaban las hijas no sé muy bien porque, hijas por la pista jugando
mientras sus madres lo daban todo), que andan buscando patrocinadores para sus
equipos, pensaba que, la próxima temporada yo seguiré siendo madre,
evidentemente, pero no de jugadores, ninguno de los dos va a jugar la próxima
temporada. Pero a la vez pensaba que tenía que decidirme ya, que debería
animarme a pasar a la acción. Por suerte, tengo todo el verano por delante,
bien para decidirme, bien para que se me pasen las ganas, ya veremos en
septiembre.
En realidad había
pensado pedirle permiso a “mi jefa” para que me dejara hablaros de mi otro yo,
de mi vida como profesora. Más que nada porque, además de cumplir mis bodas de
plata como profe (pasa el tiempo volando, no suena original pero es que ¡es
así!), este curso resultó un pelín complicado, con adolescentes poco
acostumbrados al mínimo esfuerzo y con padres demasiado protectores, por
decirlo de alguna manera, interesados más en la puntuación y en mi modo de
corregir exámenes que en que su hijo/hija aprenda algo. Pero parecería un
escrito más, de un profe más, quejándose de su vida a pesar de las múltiples
vacaciones que tenemos… y, la verdad, no me apetece demasiado, prefiero pensar
en que el año que viene será mejor.
Pero no, no os voy a
dar la brasa con mis quejas profesionales, podéis estar tranquilos, aunque me guardo
ciertas ideas, hay algunos aspectos que yo noto en las aulas y que creo que se
empiezan a notar también en las gradas, en los equipos… Lo dicho, me lo guardo.
Con vuestro permiso, yo
seguiré pensando qué temas os podrían interesar. Si continúo en este mundo del
blog la próxima temporada, seguiré intentando presentaros a gente tan interesante
y cercana (de mis tres primeras opciones aún me queda por escribir sobre una),
seguiré hablándoos de las jugonas que tenemos por aquí, y de las que me pillen
más lejos. Tengo unas cuantas ideas, del pasado y del futuro, pero sobre todo
¡de baloncesto femenino!
Por que, ¡Ellas también
juegan!
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